Sunday, April 02, 2006




Mi amor quebrado
pegado a los muros











"y me incliné sobre mi arropado y quebradizo esqueleto y acaricié su calavera
tibia de tierra
y le dije lo que debía decirle
que mi amor había sido entrañable"

Marina Arrate
Mi vida está quebrada
Quiero que me tomes y me beses tanto
Hasta olvidar este cuerpo mío



Quiero colgar cada uno de mis poemas y verlos reunidos como si fueran mis piernas colgadas, mis ojos colgados, mi clavícula colgada. Quiero que me ames toda la vida, aunque no me veas ni puedas tocarme. Te quiero como la punzante certidumbre, como el clavo que sujeta mi cuerpo al muro.




Te quiero como la infatigable noche y su transparencia. Allí, pegado a los muros, como uno de mis amados poemas.



Quiero tu pecho. No quiero nada más que tu pecho, esta negra noche, como un beso a ciegas en la niebla. Quiero que me veas dormida y tú no puedas llorar siquiera. Despierto, inmóvil, como la rama vacía del árbol que recibe la lluvia de julio.







Sedada. Mi boca junto a la tuya. Respiramos. Di mi nombre. Traga mi puño y mi voz. Di mi nombre Quebrada en la transparencia, vuelvo a la mortaja, con un cuerpo que ha dejado de pertenecerme.


No quiero que llores, aunque creo que has tenido unas ganas enormes de llorar. Este temblor no lo puedo detener, quiero morirme, sabes, esta noche y todas las noches que vendrán, no quiero el descanso de la muerte, quiero morirme una y otra vez, para ver mi cuerpo tendido y envenenado junto al tuyo.

Abre los ojos, no duermas, vela mi sueño, aunque me odies tanto.






Me rompo. Me gusta el sonido de mis huesos repartidos en la piedra. Sube la música, quiero herirme en los oídos, que me duelan, Quiero sentir mis oídos, romperlos si es posible. Sube la música que llene esta oscura habitación. Ves mis poemas, son tuyos, todos tuyos.


Respira conmigo, quiero el sonido de tu boca respirando. Quédate en silencio y escucha el sonido de mi boca respirando. Este aire me duele. Este amanecer me duele. Que estés tan vivo junto a mi me duele. El temblor de tus manos que aprietan mi pecho me duele, no me sueltes, no me sueltes.


No duermas, observa como cierro lo ojos y tiemblo. Tengo pesadillas en ellas veo las heridas de mi cuerpo por donde los escarabajos ejecutan una danza atroz. Estoy muda, quebrada. Mi boca está llena de cenizas. Bésame largamente quédate con este miedo, quédate con estas cenizas. Acércame a tu pecho. No puedo amar, estoy cansada y tengo miedo. Quiero abrazarte como si fueras una multitud sin identidad. Sólo un cuerpo tendido y vivo junto a mí. No duermas. Este sol torcido aparecerá en la cordillera en cualquier momento la transparencia desaparecerá. Dirás mi nombre Me levantaré apenas llegue el nuevo día, lloraré en la soledad de las palabras y tu serás la multitud que me abraza en esta noche interminable.





Mi clavícula está rota en la transparencia. Esta es la nada me dices. De esto se trata; del sueño quebrado y la vigilia. Helado el ojo y mis caderas por donde el sol torcido le abre el pecho al mundo. Muérdeme, sácame un enorme trozo del corazón, y dáselo a los pájaros.


Te pierdo, así como he perdido a otros. Te tuve y me tuviste y la transparencia del sueño fue de nosotros. Ahora inmóviles como la sal nos quedamos en la oscuridad de nuestro intoxicado sueño. Abrázame, aunque estemos solos, y en los pastizales sólo se oiga, el lento rumor del fuego quemándolo todo.


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