Friday, February 17, 2006

hombre elefante (2003)


Merrick








este no es el miedo
es la palabra miedo














un ojo me basta

un ojo
y el mundo















comes
de este miedo



comes
de esta criatura
llamada piedad














en mitad de la noche
me abrazo al cuerpo

la dentellada de la tierra
en el ojo del cordero

yo soy el ojo
yo soy el cordero.




















me han puesto en una pequeña habitación
sin ventanas
desde aquí puedo oír la risa de la multitud
que se amontona delante de mi puerta
dementes
en mitad de ésta noche abisal














mis deformidades causan pánico
los niños y las mujeres apenas
pueden permanecer frente a mí
algunos;
-valientes o estúpidos, no lo sé-
se acercan a tocar mi cuerpo

-sus manos y su compasión me dan asco-












detrás de ésta risa,
de las deformidades de la cruz

detrás de este escarnio
toda la ciudad está dormida

no hay un sólo hueco en ésta habitación
por donde la luz del sol entre a secarme las llagas















imito el aullido de cacería de los lobos
las deformidades me dan el aspecto de la fiera
que rompe a dentelladas el cántaro y su lengua

















que la noche de Londres sea rápida
mientras tanto:
-corro desnudo en medio de los bosques rojos-
















he construido y reconstruido el templo
que se levanta frente a mi ventana

pienso en los fieles
sus rodillas rebanadas por la fe

la sangre pegada a la tierra
por la devoción y la fiebre

la ceguera no sólo está en mis ojos
















he construido y reconstruido una réplica del templo
-por asco y compasión-




















la grulla sobre la piedra de la charca atrapa
al pez insignificante que respira
fuera del agua un pequeño dios hambriento



























detrás de este encierro suena
el oboe bruto de los fieles

comen de un cuerpo muerto
ni los clavos ni la lanza
los alejan del festín

me arrodillo y me burlo;


- si sólo comieran una vez de mi cuerpo-












por las rendijas de la habitación entra agua clara
a borbotones bendice la sangre y los excrementos













apenas puedo caminar hasta la cama
mis ojos ven en el fondo de las cuencas
un bosque rojo lleno de animales histéricos















sueño con días soleados en pastizales
en el centro de una ronda que gira
bajo las lenguas rojas de los sauces















El corazón de la ira me pertenece
el temblor de mis manos
es solo mío
los ojos revueltos por la penumbra
en la noche iridiscente de los corderos















no soy el siervo
sino el amo

al cielo clavado
por la piedad de las criaturas

quién, sino un salvaje
recibe la corona y la cruz












mi costado izquierdo es repulsivo
todos mis huesos están repartidos de manera irregular
me cuesta hablar y maldecir

nadie desea tanto la muerte

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